El sector turístico de la Costa del Sol se enfrenta al comienzo de una temporada baja especialmente dura, en la que el cierre masivo de los alojamientos que habían abierto sus puertas en julio se suma a la importante caída de facturación en la hostelería.
Con la brusca caída de la ocupación hotelera en septiembre, son muchos los establecimientos que esperan a los resultados del puente del 12 de octubre para decidir si cierran definitivamente la temporada hasta que la situación sanitaria, económica y social mejore.
La temporada baja se anticipa por la escasa presencia de turistas internacionales tras el que podemos calificar sin tapujos como el peor verano de la historia en la Costa del Sol. Esta situación se ve agravada por la ola de cancelaciones provocada por el cierre de Madrid, principal mercado emisor nacional para estos días festivos, debido a la situación sanitaria.

Los datos oficiales han ratificado que los hoteles malagueños alojaron entre julio y agosto a 605.126 viajeros, principalmente de procedencia nacional, lo que representó una disminución del 54,5% respecto al mismo periodo del año pasado.
La Costa del Sol depende del turismo extranjero para sobrevivir y éste ha fallado a su cita, provocando el desplome de cifras y la pérdida de más de la mitad de los clientes.
Con estas cifras sobre la mesa, el ‘miedo’ se hace patente en el sector si nos atenemos a las expectativas para los meses de invierno, marcados por los estragos del coronavirus. Ya han comenzado los cierres de establecimientos hoteleros, se han reducido espacios en el aeropuerto de Málaga y se han presentado medidas excepcionales como la bonificación de la Junta a turistas andaluces con el fin de dinamizar la temporada baja.
En palabras del vicepresidente de la Asociación de Empresarios Hoteleros de la Costa del Sol (Aehcos), Manuel Camacho «el problema es no poder contar con el cliente internacional, que es el que nos da el sustento el invierno junto a las escapadas o los puentes del turismo nacional», un importante handicap que «se traduce en que el empresario no puede aguantar durante mucho tiempo las pérdidas y, por ende, se ve obligado a cerrar».
El presidente del Consejo de Turismo de la Confederación de Empresarios de Andalucía (CEA), Miguel Sánchez, ha declarado también que «para toda la industria turística, para la hostelería también, el invierno solía ser duro, pero ahora va ser mucho más duro para todos. Muchas empresas hoteleras vamos a estar un año sin ingresar ni un euro ».